En los cánidos, es el olfato su sentido más desarrollado. Una de las razones es que ellos cuentan con 4 veces más receptores olfativos que nosotros los humanos y por esto, su olfato es muchísimo más potente que el nuestro.
En la actualidad, y aprovechando este sentido tan agudizado, se han empleado a los perros como una potente herramienta de trabajo en labores tan importantes como la detección de explosivos y drogas, la detección de células tumorales, la predicción de ataques epilépticos, … Pero la más importante de todas sus labores, para nosotros, es la capacidad que poseen para detectar personas enterradas bajo montañas de escombros o tierra.
Cada raza de perros es diferente, porque según la estructura y fisiología de su nariz y del reparto de células olfativas en ella, poseen la capacidad de detectar mejor unas sustancias que otras. Así por ejemplo, el San Bernardo, es más hábil que otros perros localizando personas bajo una montaña de nieve, y el labrador o el Pastor Alemán, son más hábiles detectando drogas.
